Confiar en la vida

Hay una cosa curiosa y es el hecho de que cuando nacemos, lo hacemos confiando ¿Te has dado cuenta de eso? Nacemos y se nos proporciona aquello que necesitamos: cariño, abrigo cuando tenemos frío, comida, cuidados, etc. Vamos pasando de unas manos a otras (nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros tíos, abuelos, desconocidos…) y simplemente confiamos.
Puede que aquello que necesitáramos se nos diera más tarde que temprano o incluso que cayéramos en manos inmaduras que ni siquiera pudieron hacerse cargo nuestra pero, aún así, seguíamos confiando. Y, salvo desafortunados casos, obtuvimos todo aquello cuanto necesitábamos para sobrevivir y crecer.
Mi planteamiento es el siguiente: Si cuando nacemos, tenemos todos los recursos a nuestros alcance para desarrollarnos como personas y la vida nos lo ha proporcionado bajo la figura de nuestros seres queridos ¿Por qué no podemos seguir pensando que la vida nos sigue proporcionando aquello cuanto necesitamos para nuestro crecimiento y bienestar?
¿Por qué nos pasamos nuestra vida llenos de inquietud y estrés, obsesionados por alcanzar ciertos objetivos (tener un coche, un determinado estatus social, una casa, la pareja ideal, hijos…) y perdiendo el norte a cada paso, poniendo, por tanto, toda nuestra atención en un resultado futuro en lugar de vivir el momento presente y tener la certeza de que aquello que deseas, lo vas a lograr en el momento exacto?
¿Qué nos ha pasado para dejar de confiar en la vida? ¿En qué momento nos desconectamos de lo que yo llamo la fuente del universo, Dios o como quieras llamarlo?
En el libro de Conversaciones con Dios dice algo interesante al respecto. Cito textualmente: No hay que preocuparse por el resultado final porque está asegurado. La ilusión del hombre es pensar que el resultado de la vida es dudoso. Es esta duda (…) lo que ha creado a vuestro mayor enemigo: el temor. Si dudáis del resultado final, entonces dudareis del creador (dudareis de Dios). Y si dudáis de Dios, entonces viviréis toda vuestra vida en el temor y en la culpa. Entonces ¿Cómo podréis descansar nunca? ¿Cómo podréis nunca hallar realmente la paz?
No es casualidad que esté escribiendo este artículo. A título personal, yo también estoy pasando por un proceso donde pongo en duda el logro de ciertos objetivos en mi vida y eso, obviamente, me llena de tremenda preocupación, ansiedad y me genera gran malestar en mi día a día. Hoy, en un momento de gran meditación y paz en el parque, he sentido como una voz me hablaba desde mi interior y me preguntaba:
¿Y si supieras que todo va a salir bien? ¿Y si volvieras a confiar en la vida?
Desde luego que nadie nos ha entrenado para la incertidumbre, es más, desde nuestro desconocimiento y desde nuestros miedos, lo único que hacemos es empeorar las cosas… ¿O acaso no tienes cierta tendencia a imaginarte los peores escenarios futuros? Ej: Quedarte toda tu vida compartiendo piso, sola, sin pareja, rodeada de gatos…
Quizás he exagerando con estos ejemplos pero creo que la desesperanza no tiene limites y en un momento débil de bajón (que todos tenemos), lo que puede pasar por nuestras cabecitas no es nada alentador. Y esa manera de pensar y, por tanto, de tratarnos ¿Cómo nos hace sentir? Pues <sin chispa>, sin brillo en nuestra mirada, sin vida.
Pero déjame decirte que la vida te va a llamar, en incontables ocasiones, para recordarte que vuelvas a confiar en ella. Y no solo eso, además te sucederán cosas (que etiquetarás de <fatales>) con la única finalidad de que vuelvas a conectarte con la fuente original.
Piénsalo, ¿cuántos días te pasas o te has pasado preocupado por algo sin tener las herramientas para poder solucionarlo y desperdiciando ese tiempo sumergido en una gran ansiedad en lugar de aprovechar ese tiempo y disfrutar de tu momento presente? Pues, como expresa muy bien esta sabio proverbio chino:

La física cuántica
Ya te adelanto que no tengo la menor idea de física cuántica pero cada vez que me informo más sobre este ámbito, más interés me despierta.
En la película documental ¡¿Y tú qué sabes?! (que te recomiendo ver) te lo explica muy bien con ejemplos fáciles y comprensibles. Nos da a entender que todo es energía y que hay un campo de posibilidades en cuanto a lo que va a suceder en el futuro y el resultado depende del campo de energía que emitan tus pensamientos. Es sobre lo que versa el efecto pigmalión de que cuando pones toda tu atención en que algo vaya a suceder, al final sucede.
Te sonará aquello de: “Niño estate quieto que te vas a caerrrrr” Y Zas! Ostiazo al canto! Pues lo mismo pasa con nuestros miedos, preocupaciones y con aquello que rechazamos, que emitimos una enorme cantidad de energía, sin percatarnos de ello y resulta que debido a eso, estamos afectando de manera negativa a nuestro campo de posibilidades futuro, alejando e impidiendo que se materialice aquello que queremos.
El control
Por otra parte, otro de los elementos que están impidiendo que logres tus objetivos es el control que ejerce tu ego que es esa parte de nosotros que, como si se tratara de un niño chico, quiere los resultados YA MISMO, y lo quiere TAL CUAL él se imagina que TIENE QUE SER (expectativas), un grado de exigencia que pronto le pasa factura pues en la vida atraes aquello que necesitas, no aquello que quieres y en el tiempo preciso, no cuando a ti te viene bien.
La moraleja de todo esto que te cuento es que simplemente sueltes y que confíes en que hay algo que es superior y que maneja todo este universo y a nosotros incluidos. Intentar ir en contra de esta energía es ir contra natura lo que implica sufrimiento.
Da por hecho que aquello que estás viviendo es preciso que sea así en este momento pero no necesariamente ha de ser así indefinidamente. Tú puedes cambiarlo con tus pensamientos, sin tratar de controlarlo, confiando y disfrutando del camino, que muchas veces esa parte la olvidamos.
¿Cómo hacerlo? Ahí está el reto. Yo te diría que el requisito imprescindible es aprender a conocerse uno mismo. Así que ánimo en este camino hacia el autodescubrimiento. Pero sobre todo, sobre todo, no te olvides de seguir disfrutando de cada cosa que hagas y de agradecer todo cuanto tienes.
