¿Por qué siempre elijo a hombres que no quieren nada serio? Parte II

Parte II
¿Todavía no has leído la parte I de este artículo? Te recomiendo que lo hagas. Haz click aquí
Si estás leyendo este artículo, estoy segura de que “ya te has dado cuenta” de que repites un patrón. Ya has estado con anterioridad con otros hombres que se han comportado de la misma manera y que al final no se comprometen y te sigues preguntado cómo salir de este embrollo.
Déjame decirte que el hecho de que “te hayas dado cuenta”, ya es un gran paso ¿Por qué? Porque ahora tienes más claro lo que quieres y lo que no quieres de una relación y ya no estás dispuesta “a perder tu tiempo” con el próximo chico que conozcas.
Quizás experimentes miedo al pensar que te puede volver a pasar. Inevitablemente existe el riesgo de que te cruces con otro personajillo, pero hay algo que ha cambiado y es que tu sensor se ha agudizado, hasta el punto de poder identificar a este tipo de hombres. Te diré que, muy seguramente, te volverás a cruzar a un hombre así pero confío plenamente en que “lo verás venir” y en cuanto escuches frases del tipo: “Yo es que ahora mismo no busco nada serio”, “Estoy a punto de dejar a mi novia”… serás capaz de decir: ¡Hasta la vista, baby!
Mi filosofía, y creo que la de muchas personas, es considerar que <todo sucede por algo> y, por lo tanto, toda persona que entra en tu vida <es por algo>. Conectaste con tu actual pareja o con tu -ex para enfatizar un aspecto concreto que necesitas trabajar y transformar. Vamos a ver de qué se trata.
¿Qué te parece si en lugar de quedarnos en la queja, en el enfado o en la tristeza, paramos por un momento a analizar esta relación (o relaciones) y ver que podemos aprender de ello? ¿Te has planteado alguna vez cómo reaccionas (o reaccionabas) ante diferentes situaciones con esta “pareja”?
(A lo mejor te sorprende el hecho de utilizar esta palabra pero lo cierto es que aunque no tuvierais nada serio, estabas compartiendo con él: tu tiempo, tus sentimientos y tu intimidad, luego era tu pareja).
Ejemplo 1: Después de conoceros y estar saliendo juntos durante dos semanas, con mucha intensidad, desaparece y no te escribe por un tiempo ¿Cómo te hace eso sentir? ¿Cómo reaccionas? ¿Verdad que te genera mucha ansiedad, te obsesionas y te preocupas? ¡Pierdes el norte! Pero lo increíble de todo es que ¡sigues ahí, esperándole, escribiéndole, dándole vueltas y sintiéndote fatal! Tu felicidad ha pasado a depender de lo que él te diga o haga. Tu estado de ánimo depende de él totalmente y eso no puede ser así.
Cuando te quieres de verdad, directamente pasarías de él porque no le necesitas. Tenemos que aprender a soltar relaciones desde la necesidad para poder estar con alguien desde el compartir, que es muy diferente.
Ejemplo 2: Llega el día de tu cumpleaños y no te felicita ¿Cómo reaccionas?¿Cómo actúas? Muy posiblemente te enfade, te decepcione, te entristezca pero no le das más importancia o incluso le justificas… La pregunta del millón ¿Llegas a expresarle lo que sientes? ¿¡No!? Y aquí tenemos un condicionamiento: Ante un estímulo (una persona a la que quieres y que hace algo que te hace sentir mal) tu respuesta es ¡No decir nada! ¡No expresar lo que sientes! Ay, Ay, Ay ¿Quizás esto también lo hayas visto en tu madre? Puede ser…
¿Sabes lo que estás eligiendo? Estás eligiendo no quererte, no priorizarte, no darte valor. Si para ti, tu cumpleaños no es importante, entonces para los demás tampoco lo será. ¡Quiérete más! Y la próxima vez que tengas pareja ¡expresa lo que sientes y hazle ver lo que te duele! Porque tienes el derecho de expresarlo. Y si de verdad se le ha pasado felicitarte o ha preferido pasar ese día con otra persona ¡Dile -Ciao- pues no muestra interés por ti!
Ejemplo 3: El susodicho te llama una tarde y te reclama y tú te quitas de tus cosas por estar un tiempo con él. Otro día tú has tenido un mal día y necesitas quedar con él para contárselo pero te dice que no puede quedar. A donde quiero llegar con esto es que muchas veces somos nosotras quienes nos hacemos cargo de cubrir las necesidades del otro (de escucha, de atención, de sexo, …) pero ¿Quién cubre mis necesidades? Es hora de darte cuenta de que sueles adaptarte a tu pareja y en ese adaptarte, te pierdes a ti misma.
Ejemplo 4: Él tiene hijos y pasado un par de meses, no te los presenta y no tiene intención de hacerlo; o si no tiene hijos, ves que pasado un tiempo no te presenta a sus amigos y a su familia ¿Cómo actúas? ¿Lo piensas pero te bloqueas y no haces ni dices nada? De nuevo el tema de expresar aquello que sientes y de darte importancia. “Si no me vas a integrar con los tuyos, ya sabes, ¡Ciao!”.
Ejemplo 5: En el momento en el que decides expresar algo que estás sintiendo y te duele, el otro, en lugar de comprenderte, comienza a sentirse ofendido y atacado y comienza a ponerse de malhumor, a elevar la voz ¿Cómo reaccionas ante eso? ¿Te hace volverte pequeñita? ¿Tal vez se activan tus miedos de llegar a perderlo? ¿Tiendes a la sumisión?
¿Cuál es la moraleja de estos ejemplos?
Sientes que tu pareja vale mucho y que tú no vales nada. No te fías de que se vaya a quedar a tu lado, es decir, que tienes miedo de que te abandone, por ello, tienes la creencia de que tener una relación con alguien lleva un sobreesfuerzo para ser elegida.
Para que el otro se quede ¿Cómo actúas? Te adaptas a él, te callas tus necesidades, eres paciente, complaces al otro… Piensas: “Tengo que hacer cualquier cosa para que me quieran y me elijan”. No confías en que tu pareja te escoja sin más, por el simplemente hecho de ser tú.
No es casualidad que actuando de esta manera, encontremos a hombres independientes no disponibles emocionalmente y nos la pasemos jugando con ellos al juego del ratón y el gato. El otro adquiere mucho poder al saber que “le necesitas”, que “siempre estás ahí llena de ansiedad para él” y claro, él hace contigo lo que le da “la real gana”. Normalmente estos sujetos suelen ser narcisistas. Engrandeces al otro y tú estás ahí pequeñita.
Aunque escueza verlo, ambos sois inmaduros emocionalmente porque cuando te quieres y estás completa, no quieres que nadie esté detrás tuya llena o lleno de ansiedad, como tampoco tú estás dispuesta a estar detrás de alguien de la misma forma.
¿Cuál es la clave?
- Darte cuenta de todo este tipo de acciones que he venido tratando en el artículo.
- Darte cuenta de que tienes “dependencia emocional” cuando piensas obsesivamente en la otra persona y, especialmente, cuando crees que le necesitas para subsistir en tu vida.
- Darte cuenta de que tienes puesta la atención en tu pareja durante todo el día, preocupándote por cubrir sus necesidades en lugar de pensar en ti misma. Mira la siguiente tabla y vas a descubrir la gran diferencia:
La atención puesta en tu pareja | La atención puesta en ti misma |
Pregunta constante: ¿Qué le pasa a él? | Pregunta ideal: ¿Qué me pasa a mí cuando…? |
Ejemplo 1: ¡Qué raro está! ¿Qué le pasará? Ejemplo 2: Hoy no me ha escrito en todo el día ¿Estará enfadado por lo que le dije? Ejemplo 3: Me ha dicho que este fin de semana va a estar con sus amigos ¿Necesitará espacio? | ¿Qué me pasa a mí cuando él está raro? ¿Qué me pasa a mi cuando no me escribe o cuando no sé de él? ¿Qué me pasa a mi cuando no me incluye en sus planes? |
Observando y analizando estas preguntas a cerca de ti misma, puedes descubrir cuáles son tus <necesidades no resueltas>, aquellas que en tu infancia no se cubrieron y que te llenan de tremenda ansiedad. Esto puede ayudarte a conocerte más a ti misma.
Aunque parezca mentira, el día de mañana darás <las gracias> por haber pasado por esta experiencia porque aprendiste a ver que no te querías, es más, tu pareja te lo reflejaba con sus acciones y, tomando consciencia, pudiste aprender a quererte y atraer con ello otro tipo de relación basada en la confianza y en el amor y llegarás a expresar: Gracias a que tuve aquella relación tormentosa, hoy estoy con la pareja adecuada que me quiere y me valora.
¡Estamos en el camino de aprender a amarnos a nosotras mismas!
¡Ten paciencia y confía!
2 Comentarios
anabel
me ayudado bastante leer el articulo ya que mi mente rondaba todas esas preguntas y ya ahora tengo respuesta a todas esas dudas y que tengo que fijarme en mi primero.
Ivi Garcia
Llego un meses tarde para darte una contestación, pero me alegra que mi artículo te haya ayudado a esclarecer tus dudas. Te recomiendo que leas la parte I, Anabel. Recuerda que el otro, en este caso, una pareja, es el termómetro de cuánto nos queremos a nosotras mismas… Ahí lo dejo.