Autoestima y Motivación

Los juicios

¿Hasta qué punto te dejas influenciar por la opinión-crítica de alguien? Mejor dicho, ¿Hasta qué punto te dejas contaminar por la opinión de alguien?

No sé si te ha pasado de entrar, por ejemplo, en un nuevo puesto de trabajo y el primer día se te acerca tu nuevo compañero y te pone al día de la situación de la empresa y de ese compañero “rarito que tiene malas intenciones”.

Yo no se tú, pero la mayoría de las personas caemos (y yo también me incluyo porque me ha pasado) en esa dinámica de que alguien te cuenta algo de otra persona y tú vas y te lo crees sin más, sin haberlo comprobado por ti mismo. Es más ya te preparas y piensas: “Madre mía, a ver cómo se las gasta este compañero”

¿Por qué hacemos eso? ¿Te lo has preguntado alguna vez? Pues porque el ser humano se mueve en su vida a través de automatismos y no se toma el tiempo de parar y cuestionarse el porqué de las cosas. Es más, aquí hay que señalar que por norma general nos movemos a través de la emoción del miedo y eso dificulta cualquier atisbo de comprensión.

Así, si nada más entrar a ese puesto de trabajo, alguien te alerta de que tengas “cuidado” de cierta persona, lo primero que te ocurre es que se te activa tu propia supervivencia y ya ves a aquel “espécimen” como una amenaza, sin ni siquiera haberle dado la oportunidad de conocerle y saber realmente las verdaderas causas de su comportamiento.

En el momento en el que crees la opinión de la otra persona, ya te has contaminado pues dejas de ver a tu compañero como “es” realmente y comienzas a verle desde otra visión, con otro filtro, como si le vieras con unas gafas de sol y le vieras “sombrío”. No le estás dando la oportunidad de verle como es realmente.

Eso es lo que son capaz de hacer los juicios. ¡Nos nublan el pensamiento y más allá de eso, la percepción de nuestra vida! ¿Y eso qué implica? que va a nublar también nuestro comportamiento y tendremos unas acciones con este individuo que se alejan del amor y entran más en el terreno del miedo. Estaremos alerta y no nos mostraremos tan cariñosos como solemos ser.

Es más, los juicios y creencias tienden a autocumplirse. Así si piensas que tú compañero “no es de fiar y que va con malas intenciones”, vas a empezar a fijarte en cualquier acción suya sospechosa y vas a corroborar tu propia creencia “Ves, le he visto hablar a escondidas con la compañera, algo está tramando”. Y quizás, solo estaba preguntándola cómo solucionar un error que había cometido y que no quería que nadie se enterara…

Los juicios

Demos un paso atrás, ¿Sabes lo que es un juicio? Si, una opinión sobre algo. Muy bien, pero ¿basado en qué? En mi propio punto de vista. Con un ejemplo se ve rápido:

Si te invito a mi casa y resulta que eres perfeccionista y te gusta tener todo organizado y de repente, ves el desastre que tengo montado en el salón. Pensarás: “Madre mia, qué leonera tiene ahí, qué desorganizada es” y te irás un tanto incómoda y alterada porque no soportas ver eso. “Ya no vuelvo más” – dices.

En cambio si invito a mi amiga hippy, que le da igual la organización pero si que le importa la luminosidad de las casas, se irá de mi casa después pensando: “Wow, me ha encantado la luminosidad de su salón perfecto para leer un libro”, “vuelvo seguro”.

¿Qué está ocurriendo? Ante el mismo hecho, dos personas piensan, sienten y actúan de diferente manera. ¿Por qué? Podrás decir, porque cada una de ellas da importancia a un tipo de cosa. Y, es cierto, pero hay algo más profundo. Nuestras creencias y nuestros juicios hacen de filtro de nuestra visión de vida.

Si piensas: “No puedo con el desorden”, cuando veas en algún lado desorganización, esa creencia va a hacer que te irrites al ver el desastre fuera.

¿Hacía dónde quiero llegar con esta explicación teórica? A tratar de hacerte comprender y ver que aquello que juzgas, dice más de ti que de la otra persona. Se suele decir que cuando juzgas a una persona con el dedo, hay 3 dedos que señalan hacía ti (y si haces el gesto lo puedes comprobar tú mismo) ¿Qué significa? Que cuando juzgas algo o a alguien, te estás delatando tú mismo/a.

¿Cuántas veces has dicho de ese compañero (o incluso de tu madre): “Es un criticón/criticona, se la pasa todo el día criticando a los demás“. Vamos a mirar esos deditos que miran hacia ti ¿Y tú acaso no criticas y despellejas a los demás de igual manera?

Por eso no sé si te ha pasado que hay un compañero que a ti te cae fatal pero en cambio, ves como se junta con otras personas que dicen que es una persona extraordinaria y tú te preguntas ¡¿Pero cómo puede ser?! ¡Si es una mala persona! porque es un egoísta que solo sabe mirar por él y no tiene en cuenta a los demás, un adulador que hechiza a los demás, un controlador que no permite hacer nada cuando estoy con él, etc

¿Quién tiene la razón? ¿Las otras personas o tú?. Claramente tratarás de darme argumentos para convencerme de que es una mala persona porque estás convencido/a de que él o ella es así o asá… pero ¡espera! déjame decirte de nuevo que cualquier juicio que emitas, está hablando de ti, como si las personas fueran espejos…

Con ello no quiero decir que tú seas una mala persona o que tú seas controlador, adulador, egoísta… aunque muy posiblemente estas cualidades si las tengas en pequeña medida y no te estés dando cuenta o puede que esté en tu “sombra” y rechaces completamente ese rasgo en ti, por eso cuando lo ves en otra persona, te remueves. Pero recuerda, él o ella no son el problema, eres tú el que te remueves y que, por lo tanto, tienes el problema dentro de ti.

Mi historia

A mi me pasó de entrar a un sitio a trabajar y justo en mi primer día me informaron que tenía una compañera que actuaba con muy malas intenciones y yo me creí tal juicio y al final, cuando pasaron los meses y pude observar qué era lo que estaba ocurriendo, resultó que quien realmente estaba actuando con malas intenciones ¡era yo! porque tenía miedo de esta compañera, y al verla como una amenaza, sacaba lo peor de mí. ¡Cuidado con lo que juzgas!

Y por otro lado, me di cuenta de que en todos esos meses solo había estado alerta y jamás me había permitido conocer realmente a mi compañera. Asique me disculpé con ella por mi actitud de “verdadera cabrona”, me interesé por su vida y aluciné cuando me contó todo lo que había sufrido de pequeña y el poco amor que recibió.

Conclusión: “No vuelvo a juzgar a alguien sin antes saber de esta persona“, o dicho de otra manera para más consciencia: “No vuelvo a juzgar a nadie porque estoy proyectando y estoy hablando de mí”

Después de leer este artículo. Si te pongo el supuesto escenario en el que entra un nuevo compañero en la empresa donde trabajas ¿Qué harías? ¿Vuelves a entrar en la dinámica de ponerle al corriente de los malestares de la compañía o dejas que él o ella se forme sus propios juicios?

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