Autoestima y Motivación

¿Cómo estás?

¿Cuántas veces al día eres consciente de cómo te encuentras?

Parece mentira pero en nuestro día a día nos metemos en mil historias y tareas para evitar responder a esta sola pregunta. Incluso si alguien nos pregunta ¿Qué tal estamos?, muy seguramente le responderemos “bien, gracias” a pesar de encontrarnos en medio de un agujero negro que parece no tener fin.

En la sociedad en la que vivimos, mostramos una cara, aparentamos llevar una vida “normal” pero en verdad por debajo de la superficie aquellos cimientos se desquebrajan por momentos. Tenemos miedo de mostrar nuestra vulnerabilidad y nuestro malestar. Y esto es precisamente la vida: tener subidas y bajadas en tu estado de ánimo hasta que vas comprendiendo cada vez más cosas y gracias a tu sabiduría, aprendes a estabilizarte y sentirte cada vez más en un estado de paz.

Hay un proverbio que dice: “No se puede apreciar el agua hasta que no tienes sed“. Pues aquí es lo mismo. No puedes apreciar el bienestar emocional y la paz hasta que has experimentado el lado opuesto, la confusión y el desequilibrio. ¿Lo has pensado alguna vez? A mi me ha pasado de experimentar mucho dolor y sufrimiento y llegar un punto en el que he dicho ¡Basta! y me he prometido a mi misma encontrar las herramientas para salir de ahí y sentirme mejor.

Prem Rawat es un líder espiritual que me encanta. Da conferencias sobre la paz por todo el mundo y en una de estas charlas dijo algo que me fascinó: El verdadero significado de la pregunta ¿Cómo estás? es ¿Te sientes en paz? ¿Estás contento? ¿Estás alegre? ¿Estás tranquilo? ¿Tienes serenidad? ¿te sientes vivo? Porque si no es así, algo anda mal. Hay algo que no funciona. No te paras a solucionarlo sino que dices cosas como “Bueno, a veces bien, a veces mal, la vida es así” (como resignándote a ello).

A ver… tampoco se trata de alarmarnos, culpabilizarnos o martirizarnos ¡Oh, oh no tengo paz! ¿Qué hago? Se trata simplemente de darte cuenta de que te está ocurriendo algo que te está quitando tu paz interior.

El estado natural del ser humano es el estado de paz. ¿Entonces?

La paz interior siempre ha habitado y habita dentro de ti y puedes conectar con ella en todo momento…

Pero vamos poco a poco. ¿Cuál es el primer paso?

RECONOCE CÓMO TE SIENTES

Ejercicio: Varias veces al día párate, deja de hacer lo que estás haciendo y simplemente observa cómo está tu cuerpo y cómo te sientes. Hazte la pregunta que se planteaba Prem Rawat ¿Cómo estoy? ¿Tengo paz? ¿Estoy tranquilo y sereno? Y si no estás en paz ¡que no cunda el pánico! Di entonces qué estás sintiendo: Tristeza, rabia, miedo…

Haz un chequeo para ver cómo está tu cuerpo. Mira a ver donde hay tensión. Quizás en tu mandíbula, quizás en tu espalda, en tu cuello, en tus manos… obsérvalo. También observa tu mente, es muy posible que esté como una cotorra proyectando los posibles y peores escenarios… Ahí está activada la emoción del miedo ¿lo puedes ver? ¿Cómo te hace sentir? Pues seguramente te sientas mal.

Muchas veces pasa que estamos sintiendo un gran dolor. Ejemplo: tu pareja te ha dejado, o no necesariamente tiene que tratarse de algo extraordinario, también por el mero hecho de pensar “Es viernes y no tengo ningún plan con nadie” o “Tengo 40 años y no tengo pareja ni hijos”.

El ego nos dice algo y nosotros nos lo creemos (en lugar de rebatirlo) y eso nos lleva a una tristeza profunda o un gran resentimiento y en seguida conectamos con el victimismo y nos quedamos enganchados en un bucle pensando (¡Ay! que me ha dejado, ¡Ay! que me he quedado sola, ¡Ay! que no tengo amigos…) y eso no ayuda ¡Que va! te hace sentir mucho peor…

Analiza pues lo que estás pensando. El sentimiento de malestar que tienes no viene de lo que te ha ocurrido (El HECHO), viene de lo que te estás diciendo en tu cabecita. Es importante que sepas esto. El único que tiene la llave para hacerte sentir mejor eres tú mismo ¡nadie más! Luego la responsabilidad para salir de esa emoción es tuya ¡No te quedes enganchado!

ACEPTA LA EMOCIÓN EN LA QUE ESTÉS

No trates de luchar, no trates de huir. Quizás estás pasando por una depresión. Sientes mucha tristeza a cada rato y solo te apetece tumbarte en el sofá. Te sientes mal por cómo te encuentras e incluso tratas de disimular o esforzarte por cambiar esa emoción profunda que sientes. Tú deseas sentirte bien y estar bien y dices como “Deberías estar bien”, “Debería estar alegre” pero… la realidad es que no te encuentras bien.

Déjame decirte algo: Esto no es eterno y tú no has estado siempre así. ¡No te juzgues!

Acepta entonces que hoy estás triste, recibe esta emoción y luego déjala ir para dejar entrar otras cosas.

Hay un poema de Rumi (poeta sufí del siglo XIII) que viene a decir lo mismo, se titula:

SE COMPASIVO CONTIGO MISMO

Es el momento de darte todo el apoyo que necesitas ¡tú mismo! Escúchate, trátate bien, no te juzgues ni te maltrates. Imagínate que eres un bebe y hay que calmar a ese bebé. A lo mejor te ayuda usar palabras suaves y tiernas: “Tranquilo/tranquila, mi vida, todo pasa”, “Está bien”, “Si quieres llorar, llora”, “Hoy amaneciste así, mañana será otro día”…

CAMBIA TU VISIÓN/ TU PERSPECTIVA

¿Por qué perdemos nuestra paz? Porque, según mi propio análisis y mi punto de vista, muchas veces actuamos desde el ego y no desde el amor y eso quiere decir que actuamos desde la visión de aquel niño/niña que fuimos. Aquel niño que, ante todo, reclama ser visto y ser amado y que además, viene con unas heridas y traumas que quedaron grabadas en la infancia y que cuando es adulto vuelven a salir aunque ya no tanto con papa y mama o los hermanitos sino que se proyectan en la pareja, los amigos, el jefe, etc

Un ejemplo sería que sientes un gran resentimiento por tu padre porque te pegaba (HECHO) cuando eras pequeño. Y cuando piensas en tu padre, solo te sale rabia. En cambio un día descubres que su padre – tu abuelo – también lo pegaba y que nadie le enseñó lo que era el amor, la compasión viene a ti y eso te hace cambiar totalmente de visión.

Quizás tu hermano le siga odiando por lo que os hizo a los dos pero en cambio tú has cambiado tu manera de verlo, ahora entiendes que tu padre es una persona herida y que te dio lo único que tenía: puro dolor. ¿Has visto que diferente de verlo de una forma a otra? ¡CAMBIA LA MANERA DE VER LAS COSAS Y AHÍ HALLARÁS LA PAZ!

Parada para reflexionar: ¿Cómo estás? ¿Qué hay ahí que no estás viendo? ¿Qué mensaje te trae esta emoción que estás sintiendo? ¿Qué te está haciendo perder tu paz interior?

Una manera de saber quién eres y conocerte más en profundidad es saber cuáles son tus reacciones inconscientes, es decir, aquellos acontecimientos, gestos o personas que te hacen reaccionar automáticamente generándote malestar o incomodidad.

Dar con ello es la clave… pero ¡calma! las respuestas llegan tarde o temprano, la vida ya se encarga de repetir la misma escena para que veas la lección que aguarda y recuperar así la paz.

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