Autoestima y Motivación

¿De dónde extraes tu energía?

¿Quién eres? Parte V

¿Te lo has planteado alguna vez?

Verás, cuando nacemos irremediablemente dependemos de otros para que nos proporcionen todo cuanto necesitamos para poder sobrevivir y, sin darnos cuenta, ésta dinámica se queda grabada en nosotros.

Nuestros mayores nos dan cuidados, nos arropan, nos alimentan, nos cambian la ropa, nos dan amor, etc y de alguna manera entendemos que aquello que necesitamos viene “de afuera”.

En la etapa de la niñez sucede lo mismo. Aunque ya nos vamos volviendo más independientes, hay una necesidad muy fuerte de recibir atención y cariño, esto es, de nutrirnos energéticamente de nuestros padres.

Pero como bien sabemos, darle toda tu atención a un niño es “misión imposible” pues los padres están a mil cosas a la vez y eso el niño no es capaz de entenderlo, solo percibe que no se le está prestando la suficiente atención, que no se le quiere lo suficiente y esto lo registra como una carencia.

Como siente un vacío, el niño va a utilizar unas estrategias con el padre y la madre (enseguida te hablo de ellas) con tal de rellenar esa falta de amor y de energía.

Luego llegas a la etapa adulta y resulta que eres más mayor pero sigues sintiendo este vacío interior porque nadie te enseñó a darte amor a ti mismo sin depender de nadie. Asique no importa la edad que tengas, dentro de cada uno de nosotros hay un niño (o niña) que reclama ser visto y querido y busca atención.

Es como ese bebe que llora porque siente la necesidad de sentir cariño y, sin darnos cuenta, nos convertimos en vampiros energéticos incapaces de proporcionarnos nuestro propio sustento y robando la energía de los otros.

¿Dónde surgen estas estrategias para alimentarnos energéticamente de otros?

Según el libro las 9 revelaciones de James Redfield, nos habla de que durante nuestro desarrollo en el núcleo familiar se produce una pugna por el poder.

Todos los seres humanos y, en este caso concreto, nuestros padres, compiten entre ellos, de manera inconsciente, por lograr la energía vital de su pareja y luego de la nuestra, llegando a dominar, controlar y manipular para hacerse con el poder.  Te sonará aquello de posicionarte en el lado de papa, excluyendo a mama y viceversa, este es solo uno de los ejemplos.

Esto básicamente nos deja absortos de energía y por ello, tuvimos que crear nuestras propias estrategias para recuperar la energía.

¡No solo nosotros tenemos un vacío, también nuestros padres lo tienen!

Tipos de estrategias para llamar la atención y robar energía

El reservado:

Es aquella persona que se aparta un poco socialmente y parece misteriosa y llena de secretos. Creen que actúan de esta manera porque van de cautelosos por la vida pero en verdad lo que están haciendo es confiar en que alguien se sienta atraído por esta estrategia e intente deducir qué es lo que le pasa.

Y cuando ya encuentra a esa persona, el reservado sigue siendo igual de impreciso, indefinido, forzando así a la otra persona a insistir, a indagar, a escudriñar para averiguar cuáles son sus verdaderos sentimientos.

Y mientras el otro actúa así, le está dedicando toda su atención y esto proyecta toda su energía en la persona reservada. Y contra más tiempo le mantiene interesado y desconcertado, mayor es la energía que el reservado recibe.

El interrogador:

Hace preguntas y sondea el mundo de la otra persona con la intención específica de encontrar algún defecto censurable. Cuando lo ha encontrado, critica este aspecto de la vida del otro.

Si la estrategia funciona, la persona criticada se siente cohibida, tímida; se mueve en torno al interrogador y presta atención a cuanto este hace y piensa, llegando a actuar de la manera en que el interrogador quiere para que no le critique y, por tanto, le aparta de su propio camino y le roba su energía y la persona criticada se juzga a sí misma en función de lo que aquella persona está pensando.

Cuando tienes un padre o una madre interrogador, el hijo sale reservado y acaba contando las cosas de manera que atrae la atención de sus padres pero sin revelar lo suficiente para dar pie a sus críticas.

El intimidador

Es esa persona que amenaza, verbal o físicamente a otra persona y consigue la energía del otro a través del miedo que siente de que le ocurra algo malo. Forzando de alguna manera el logro de su atención. Esta es la estrategia más agresiva.

Cuando tienes un padre o una madre intimidadora, ser reservado no sirve para nada porque al agresor le da igual lo que esté ocurriendo en su mundo interior. Así aparece la estrategia del “pobre de mi”, apelando a la compasión de aquella persona y buscando que se sienta culpable del daño que le está haciendo.

Y si esto no funciona, cuando se vuelve adulto y se encuentra fuerte, se rebela contra la violencia y combate la agresión con más agresión, es decir, que se vuelve otro intimidador.

El “pobre de mi” o la persona que victimiza

Esta persona habla incansablemente y siempre te cuenta los problemas y las cosas horribles que le ocurren dando a entender que si nos negamos a ayudarle, continuarán ocurriéndole esas cosas horribles, lo que te genera un sentimiento de culpa de no estar haciendo lo suficiente por dicha persona. Esta persona controla a los demás al nivel más pasivo. Y desde luego que sientes que te drena tu energía con tanta negatividad.

Parada para reflexionar: Vuelve a tu infancia y trata de analizar cuáles fueron las estrategias que usaron tus padres para extraer tu energía vital y luego mira a ver cuál adquiriste tú. Esto te ayudará a descubrir quién eres realmente.

Al final esta estrategia se ha convertido en hábito y la mejor forma de desprendernos de ella es hacerla consciente y darnos cuenta de cuando estamos actuando de esa manera y dejar de hacerlo.

Así, daremos un paso enorme en nuestra evolución espiritual, especialmente cuando aprendamos a darnos nuestro propio cariño y atención sin depender de nadie.

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