Decir adiós también es quererse

Hay un momento en tu vida donde comienzas a darte cuenta de algo importante, algo que va a marcar una gran diferencia para tu bienestar y para tu futuro…
Y es el hecho de que cada persona con la que te relacionas, especialmente aquellos con los que pasas más tiempo y ves con mayor frecuencia, están haciendo de espejo de cuánto te quieres a ti mism@… Sorprendente ¿Verdad? En seguida te lo explico. Voy a ponerte primero varios ejemplos:
Tal vez tengas una amistad que parezca que se aprovecha de tu bondad y acaba robándote tu tiempo y sacando provecho de ti de alguna manera o tengas otra amistad que sea una persona victimista y ande quejándose por todo y siempre te utilice para soltar “toda su basura” sobre ti dejándote muchas veces exhaust@.
Quizás tengas una pareja o un familiar que ande siempre rabios@ y maldiciendo a todo el mundo y pague todo su resentimiento contigo o tengas un familiar que se la pase juzgando a todo el mundo y te juzgue a ti duramente (ya sea verbalmente o a través de otras personas) y eso te genere gran malestar pues no es agradable sentir la crítica mordaz de alguien que cree conocerte pero apenas te conoce.
También puede darse el caso de tener una pareja que te maltrate y te haga daño o incluso sin llegar a ese punto, que simplemente hayas entrado en zona cómoda con tu pareja y eso te haya hecho estancarte en la relación hasta el punto de no crecer junto a él (o ella) y ya no darte ningún sentido seguir a su lado…
Estoy de acuerdo con el filósofo Ortega y Gasset en cuanto a que la vida es una constante toma de decisiones que nos definen y también él afirmaba que las decisiones no son recomendables postergarlas, sino que lo mejor es hacerse las preguntas oportunas, darse las respuestas necesarias y ser valientes para afrontarlas. Bien pues llegó el momento para responder a la siguiente pregunta:
Eso que estás viviendo con esa persona en cuestión ¿Cómo te hace sentir?
Que te hable constantemente de sus problemas ¿Cómo te hace sentir? Que te hable o te trate mal ¿Cómo te sientes? Que te ignore ¿Es agradable? Que te juzgue duramente e incluso te insulte ¿Lo llegas a permitir? Que te mienta o que proyecte toda su rabia sobre ti ¿Acaso pones limites?
Creo que no hay cabida para justificaciones de ningún tipo… ¡Te hace sentir MAL y punto!
¿Sabes cuál es la buena noticia? ¡Que no tienes por qué soportarlo! y lo mejor es practicar el desapego.
¿Cómo? Tan solo con mencionar una palabra mágica: “Adiós”, dejas en evidencia que has tomado la decisión de que esta persona se baje del tren de tu vida porque has elegido quererte y cuidarte (has elegido merecerte) y eso solo puede funcionar cuando te alejas definitivamente de él o de ella.
Pero también puede suceder que lo veas muy claro pero, en cambio, que pasen los días y no tomes ninguna decisión…

¡Exacto! Si no tomas la decisión de alejarte de esa persona es porque existe apego por un miedo subyacente: Si se trata de una pareja o amistad, puede que tengas miedo de quedarte sol@, de que nadie más te quiera o te acepte, miedo a no encontrar a otra persona, miedo al cambio… También miedo a qué opinarán los demás si dejas de relacionarte con ese familiar con el que no quieres más trato…
Está claro que cuando te están dañando y estás siendo consciente de ese daño, es fácil tomar la decisión de alejarte rápidamente de esa persona que te hiere…
En cambio, no hay nada más difícil que tomar la decisión de alejarte de la persona que quieres porque sabes en tu fuero interno que es por tu bien, que si das ese paso, te estás mereciendo algo mejor aunque aún no logres discernir el qué viene después… eso llegará y lo sabrás, ya lo verás.
Guíate por lo que sientes… Ha llegado la hora de darte cuenta de que las actitudes de los demás tienen una repercusión en ti y si lo que proyectan hacia ti son malas intenciones, eso… lo estás permitiendo tú que suceda. Hoy mismo puedes decir ¡BASTA! y elegir quererte a ti mism@, siempre buscando tu propio bienestar, aunque eso suponga alejarte de una persona que amas.
Parada para reflexionar: Haz un listado con el nombre de todas tus amistades, familiares y tu pareja y comienza a plantearte ¿Qué te hacen sentir cuándo estás con ellos? ¿A quién quieres contactar para seguir viéndote incluso con más frecuencia? ¿De quién de ellos te quieres alejar porque te hiere, porque de alguna manera se aprovecha de ti o porque ya no te da ningún sentido permanecer en su vida?
