Autoestima y Motivación

La culpa I

Gracias a ver un video de Youtube del psicólogo José Carlos Escamilla, me ha inspirado para escribir este artículo.

Todos hemos sentido en alguna ocasión la culpa y el remordimiento posterior por haber dicho algo o haber hecho algo (o no haber hecho) que después nos reconcome por dentro (salvo para aquellas personas que no sienten empatía y que, por tanto, entran dentro de la categoría de psicópatas).

En este artículo vamos a ver qué es la culpa, los tipos de culpa, la voz crítica y la diferencia con la vergüenza.

¿Qué es la culpa?

La culpa es un conjunto de reacciones desagradables que experimentamos cuando cometemos un error o transgredimos las reglas sociales o familiares. Ponemos foco a un comportamiento nuestro que percibimos y etiquetamos como “erróneo”.

Cuando sentimos culpa es muy frecuente que aparezca un torrente de pensamientos relacionados con el error cometido y que son los llamados “remordimientos”. Estos suelen aparecer en forma de juicio, crítica o castigo.

Ejemplo: “Este suspenso es inaceptable, lo he hecho fatal, no he estudiado lo suficiente, la próxima vez me aplicaré más”

A veces llega a ser un sentimiento tan desagradable e incómodo que muchas personas tienden a negarlo y proyectarlo hacia otra persona. Esto sucede mucho con las personas que son orgullosas y soberbias pues tratan de zafarse de la culpabilidad con dos mecanismos de defensa:

La negación ocurre cuando en lugar de reconocer que me siento culpable, “me olvido” de lo que hice aquel día en el trabajo, con la pareja, con los hijos.. “Eso que dices no es cierto, así no ocurrió”, “Yo no hice eso”, “yo no dije tal cosa”…

La proyección: En vez de responsabilizarme de ese sentimiento que estoy sintiendo, lo proyecto en otra persona ya sea mi pareja, mi hija, etc. Te sonará aquello de: “¡HA SIDO POR TU CULPA!”

¿Qué tipos de culpa hay?

Una de ellas es la culpa natural que surge dentro de ti cuando sientes que has hecho algo que ha lastimado a otra persona (e incluso a ti mismo). Este tipo de culpa es positiva porque sirve como reequilibrador de las relaciones con los demás. Sabes que has cometido un error, luego es hora de responsabilizarte de ello, solucionarlo y aprender de lo sucedido. Sirve para aprender a vivir con otros en comunidad.

Un ejemplo: Llevas varios días cansada y con miles de problemas personales y una mañana pagas todo tu malestar con tu compañera de trabajo. Te vas a casa y te sientes culpable por haberla gritado de aquella manera y haber perdido las formas. Empiezas a pensar: ¿Pero qué he hecho? ¿Cómo he podido hablarle de esa manera? y la culpa te lleva a <la acción> de querer solucionarlo. Al día siguiente hablas con tu compañera y la cuentas todo el malestar que llevas arrastrando y te disculpas por el mal comportamiento que tuviste ayer.

Otro tipo de culpa es la que aparece cuando te atreves a romper normas, reglas, concepciones religiosas, hábitos o tradiciones familiares que ya no funcionan en nuestra época. Esto es, cuando no actuamos de la manera en que la sociedad establece “que se debe actuar” o cuando no actuamos según lo que nuestra familia “siempre ha hecho”.

Un ejemplo sería cuando estás sufriendo maltrato por parte de tu marido y te divorcias (cosa que nadie de tu familia había hecho antes) y te sientes culpable porque tu tradición familiar era de tener el pensamiento de: “Aguanta porque él es el padre de tus hijos y le necesitan para crecer y desarrollarse” ¡y una leche!

La voz crítica (El juez)

Si no controlamos la culpa y no la gestionamos desde el comienzo, tiene un problema y es que se nos puede ir de las manos y nos puede hacer mucho daño.

Si has vivido en un ambiente familiar disfuncional donde ha habido rigidez, represión y poca expresión de las emociones y sentimientos, es muy posible que tengas a día de hoy una voz crítica que te juzga y te castiga duramente.

Eso se conoce en psicología como el Super-ego. Esa parte de tu mente que surgió en tu infancia y que te sentencia cada vez que no cumples con las normas o lo que tus propios conceptos entienden por “bueno” o “malo”, “correcto” o “incorrecto” y eso te lastima. Te dice cosas como: ¿Cómo pudiste decir eso? Se suponía que eras el padre/madre modelo y mira cómo has tratado a tus hijos….

¿Qué provoca la culpa?

La culpa provoca cuadros de ansiedad, estrés, intranquilidad, no dormir bien, estados maniacodepresivos ¿Por qué? porque tú mismo te torturas y te flagelas pensando en lo que hiciste o dijiste y te la puedes pasar así durante días, semanas y años. ¿Pero por qué lo hice? ¿Pero por qué dije lo que dije? ¿Por qué le traté de aquella manera? ¿Por qué no le pedí perdón? ¿Cómo pude actuar de esa manera? Debí de... Y revives los hechos como tratando de modificar algo que ya no se puede cambiar… Al final vives tantos años sintiendo culpa que no te das cuenta y se normaliza dentro de ti.

Diferencia entre culpa y vergüenza

Cierto es que la culpa bien enfocada te permite accionar y solucionar el problema, aprendiendo de ello. El problema surge cuando en lugar de poner nuestra atención en “lo que hicimos”, lo ponemos en “algo en nosotros que está mal“. La vergüenza se puede definir como un sentimiento de indignidad personal.

Así, siguiendo con el ejemplo de la discusión con la compañera de trabajo, si llego a casa y comienzo a decirme: “Es que SOY una mala compañera”, “Soy despreciable”, “Soy un monstruo”. Si ves lo que está ocurriendo es que estoy agrediéndome yo misma, atacando a mi SER (en lugar de mi HACER). Sin darte cuenta, entras en una espiral de negatividad que hace que disminuya tu autoestima.

Esa voz crítica te cuestiona y te juzga y eso hace que tu alma no descanse, que no puedas vivir la vida con total plenitud. Es un sentimiento que te bloquea y no te lleva a ser quien tú quieres ser. Te incapacita a la acción porque si piensas: “Soy un miserable”, “Soy un ser despreciable” ¿Qué sentido tiene moverme o hacer algo para solucionarlo si el problema soy yo?

La culpa y más bien la vergüenza, es la enfermedad del alma ¿Cómo un espíritu que vive en la culpa va a poder brillar? ¿Cómo va a poder ser feliz o libre especialmente si lo que hizo está muy juzgado socialmente y eso le hace sentir miserable por no cumplir con las expectativas del sistema…?

La fuerza poderosa y sanadora del perdón

Déjame decirte algo: Actuaste de esa manera porque era la manera en qué sabías en aquel momento. No tenías más herramientas que aquellas. Quizás no gestionaste bien tu enfado y se te disparó la ira y dijiste cosas hirientes de manera incontrolada o humillaste a esa persona con intención de herirla, etc.

La diferencia entre aquel suceso y el momento presente es que hoy eres una persona totalmente diferente y más madura que actúa de manera diferente. Ya no podemos cambiar lo que sucedió, no podemos cambiar los hechos pero si podemos cambiar la manera en que esos hechos nos hacen sentir ¿Sabes cómo? A través del perdón. ¡PERDÓNATE! primero a ti mism@ por cómo trataste a esa persona y si ya no hay manera de contactar con él o ella, PIDELE PERDÓN MENTALMENTE y siente como te desprendes de una gran carga que te ha acompañado durante mucho tiempo. ¡Y si tienes que llorar, llora! Utiliza tu vulnerabilidad para sanar.

Recuerda algo: No solo te sanas a ti, estás sanando tu alma.

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