Tres tipos de felicidad

Gracias a ver un video de Enrique Simó, me ha inspirado a escribir este artículo:
Todo ser humano busca ser feliz, el problema es que el sistema nos ha vendido que la felicidad la podemos encontrar en lo externo, en las cosas materiales… y, en realidad, la felicidad está dentro de nosotros pero nadie nos ha enseñado o educado para darnos cuenta de eso y mucho menos a cómo conectar con ella.
Llegamos a decir cosas como: “Si no tengo trabajo ¿Cómo voy a ser feliz?”, “Si no tengo dinero ¿Cómo voy a ser feliz? Y si tengo a un familiar enfermo ¡Es imposible ser feliz!”… Es decir, tendemos a asociar la felicidad con <lo que va bien> pero en la vida no todo va bien ¿Entonces? Se trata entonces de analizar cómo observamos e interpretamos lo que nos ocurre porque más allá de lo que ocurra, importa la actitud que tengamos ante ese hecho.
Hay tres niveles de felicidad:
Felicidad más superficial: Está relacionado con los placeres sensoriales (ver, tocar, el gusto, escuchar y oler): Escuchar algo que te gusta, oler una fragancia agradable, comer algo rico, ver tu serie preferida, sentir a tu pareja… Se trata de una felicidad inmediata, efímera, rápida… Esta felicidad la podemos ver en la publicidad cuando por ejemplo te venden un tipo de chocolate y hacen mención al placer que vas a sentir al comértelo.
Es también ese momento en el que sabes que el viernes vas a tener una cita con un <chiquito interesante> pero todavía es lunes y faltan unos cuantos días y vas aplazando tu felicidad diaria por que llegue ese ansiado viernes y cuando llega, se acaba en seguida y sin darte cuenta, ya es lunes de nuevo…
Felicidad relativa a la sensación de lograr cosas: Tener estudios, tener pareja, tener hijos, tener un trabajo indefinido, un buen sueldo… e incluso llegas a decir: “Soy feliz porque lo tengo todo”, como diciendo: “He logrado lo que socialmente está aceptado” pero si lo analizas en el fondo no eres tan feliz. Es verdad que es una felicidad más estable porque te da felicidad el hecho de saber que lo estás consiguiendo, de hacer el esfuerzo y cuando lo consigues, esta sensación de felicidad es más duradera pero luego con el tiempo aparece una frustración interna porque tampoco eres tan feliz. Es sano la ambición de conseguir logros, lo malo es cuando asocias felicidad a esos momentos. Si queremos una felicidad más estable, necesitamos algo que vaya más profundo.
¿Qué es la felicidad (más estable)? Tercer nivel
La felicidad es una sensación de satisfacción en la que independientemente de las cosas que estén pasando en tu vida, eres capaz de recuperarla bastante rápido. Quedarnos con la idea de que las circunstancias no generan esa sensación de felicidad sino que tú, más allá de lo que ocurra en tu vida (especialmente cuando pasan cosas “no tan buenas”) tienes la capacidad de convertirlas al poco rato en una sensación agradable. ¿Y cómo se hace eso? Disociando cosas: Yo puedo ser feliz a pesar de no tener trabajo. Yo puedo ser feliz a pesar de no tener pareja, a pesar de tener una familiar enfermo, etc. El mejor ejemplo es el Dalai Lama o los monjes ascetas que a pesar de no tener nada o ver como sufre su pueblo… son verdaderamente felices. La pregunta es:
¿Somos capaces de vivir con incomodidad alrededor nuestro y aún así mantener mi felicidad?
Con incomodidad en el sentido de: vivir sin tener un trabajo o una pareja, vivir con una dolencia en el cuerpo, vivir sabiendo que un familiar está enfermo… Se trata entonces de disociar lo que ocurre fuera con mi sensación de satisfacción interna porque esa sensación no depende de lo que ocurra fuera, esa sensación la estás generando tú.
Hay que practicar mucho para lograr mantener una sensación de felicidad estable, de tal manera que nada ni nadie perturbe dicha sensación. Para eso tienes que ser agradable contigo mismo, cuidar tu diálogo interno, aceptar que te llega una mala noticia de que alguien a quien tú quieres está enfermo y eso te hace poner triste ¡llora si es necesario! pero luego busca <tu centro>, tu estabilidad interna porque si antes estabas bien ¿por qué no seguir así? La mejor manera que tengo de ayudar a ese amigo o familiar enfermo es estando yo bien.
¿Qué cuento me estoy contando respecto a la felicidad? ¿Qué diálogo interno tengo que sabotea mi felicidad? A lo mejor piensas: Hasta que mis hijos no se independicen, vivan con su familia no voy a ser feliz porque me la paso preocupándome por ellos y luego se independizan y lo logran… tú sigues igual… o dices: hasta que no me compre un piso no voy a ser feliz y luego lo tienes y tienes mucho miedo de perder tu trabajo y vives cada día intranquilo…
La práctica del desapego
Es un arte que hay que cultivar: Se trata de desapegarme de esas circunstancias que aparentemente me quitan mi felicidad. Si no me suelto, me separo de la situación entonces no puedo reconstruir mi energía interior. Esto no es lo mismo que desinteresarme. El desapego es una actitud amorosa pero libre de estar enganchado en esa historia y es la única forma que me permite reconstruir esa sensación de bienestar interior.
Por ejemplo: Si me desapego de mis hijos (y eso no quiere decir no cuidarles, al contrario, les cuido, me responsabilizo de sus gastos…) dejo que construyan sus vidas, que tengan que vivir lo que tengan que vivir, no les resuelvo constantemente lo que tienen que vivir ni interfiriendo en sus experiencias incluso aunque sean dolorosas. Entonces yo puedo ser feliz y desde la estabilidad ayudarles mucho mejor. Pero cuando estoy en el apego, estoy en la preocupación y detrás de eso hay miedo a ¿qué le pasará? pero ¿Y si no le pasa? Tienes miedo todo el rato y vivir así es un sufrimiento constante. Conclusión: con miedo es imposible ser feliz.
El trabajo que hay que hacer es con uno mismo. Empezar a darme cuenta de cómo opera en mi vida el miedo y transcenderlo. Se trata de ser más honesto conmigo mismo, conocerme más (analizar cada uno de mis pensamientos y sentimientos) y desde aquí ya comienzo a tratar las situaciones de una manera diferente. ¡Pruébalo!