Dedica tu tiempo y tu amor a las personas que quieres
¿Alguna vez te has parado en hacer feliz a otra persona? ¿Alguna vez has sacrificado algo que te agradaba por lograr el bienestar y la felicidad de otra persona?
En una ocasión tuve un sueño con mi abuelo difunto en el que trataba de transmitirme un mensaje importante. En el sueño estaba lloviendo y yo salía del portal de su casa. Miraba hacia la izquierda y allí estaba mi abuelo sosteniendo un paraguas y caminando para girar hacia la izquierda de la calle, sonriendo y mirándome con aquellos ojos azules. Iba con un acompañante, un hombre al que yo no conocía. Sentía como si su acompañante quisiera ir hacia algún lado y mi abuelo lo acompañaba gustosamente y por telepatía me quería dar un mensaje:
Ivi, si compartes y das tu tiempo, tu amor (o lo que sea) a las personas… ¡La vida es mejor!
Algún día escribiré un artículo completo sobre mi abuelo pues era un ser muy especial, una persona muy humilde que no tenía “nada” pero, en cambio, te lo daba “todo”. Cualquiera que estuviera a su lado podía decir que mi abuelo era< feliz> ¿Cómo podía ser tan feliz teniendo tan poco? Por que su felicidad residía en hacer felices a los demás y en dar lo que tenía: felicidad, diversión, alegría y amor (y su dinero).
Mi abuelo tenía un superpoder: Cuando estabas cerca de él, te trataba de manera <especial> y siempre lograba hacerte feliz. Por ejemplo a nosotras, cuando éramos pequeñas, nos gustaban unos determinados dibujos, pues él lo grababa en formato VHS para que siempre que fuéramos a su casa, lo viéramos. Dejaba de ver su programa de TV favorito por dejarnos a nosotras ver los dibujos. Si venía la familia, siempre invitaba a tomar algo en una terraza sin importarle el dinero que hubiera gastado. Jamás te daba sus quejas o le escuchabas juzgar a alguien… siempre hacía bromas y te contaba varios chistes y conseguía sacarte tu risa y alguna que otra carcajada.
Me encanta esta frase que ya mencioné en otro artículo: No puedes dar lo que no tienes. Luego… Aquello que das, lo tienes dentro de ti. Mi abuelo, sin duda, no era una persona egoísta pues NO daba a los demás su egoísmo, al contrario, era un ser generoso que compartía todo cuanto tenía con los demás, y eso que estaba dando… habitaba dentro de él pues él era una persona cariñosa, atenta, feliz, alegre, divertida y generosa. Lo que des a los demás, te lo estás dando a ti mismo. (Aprovecho para hacerte una pregunta: ¿Y tú que estás dando a los demás? porque eso es un reflejo de lo que tienes en tu interior)
Recuerda que las personas más felices no son las que reciben más sino las que dan más
H. Jackson Brown
Imagina que te vas con tu pareja a un hotel a pasar las vacaciones de verano y allí por la noche hay un show donde animan a la gente a bailar. Tú tienes cierto pánico al baile y más a exponerte delante de tantas personas. De repente ves como tu pareja, seducida por la música del show, se levanta del asiento haciendo movimientos arrítmicos y buscándote con la mirada como diciendo: ¡Baila conmigo! ¿Qué harías por tu pareja en ese preciso momento? Con ello no quiero decir que tengas que dar a tu pareja o a quien sea “siempre” todo lo que te pide ¡eso tampoco! ¡No estoy hablando de complacer al otro! Con este artículo lo que trato de transmitir es la importancia de hacer “algo” por la otra persona que cause su felicidad pues al darle tu felicidad significa que tienes felicidad para compartir y, por lo tanto, serás feliz. ¡Haz la prueba!
Te voy a dejar un video muy emotivo que trata justo el tema de lo que estoy hablando en este artículo:
¿Cuántas veces tu hijo te reclama tu atención y tú te mantienes ocupado en tus tareas o sumergido en las redes sociales? ¿Qué le puedes dar? ¿Qué puedes compartir con él? A lo mejor estás cocinando con tu madre o con tu pareja y te dice que le apetece escuchar una música (para ti “anticuada” o “extraña”) que no te apetece escuchar ¿Qué harías por ella? Llega el día de Nochevieja y vienen tus padres y tus abuelos a tu casa. Tú tienes pensando apagar la TV durante toda la cena y amenizar la velada con música instrumental de fondo y viene tu abuelo y enciende la TV porque quiere ver el programa de risa (de cada año) ¿Qué harías por él? ¿Cuántas veces tu pareja de te ha dicho de hacer una ruta por la montaña? A ti no te agrada pasear varias horas pero… ¿Qué harías por él?
Dedica tu tiempo y tu amor a las personas y especialmente a aquellas a quien quieres. Nos creemos que somos eternos y en verdad nuestros días están contados. No pretendo ser negativa pero si has experimentado la muerte de un ser querido cercano, sabrás a lo que me estoy refiriendo. Disfruta de cada momento con tus seres queridos, dales tu tiempo, tu amor, tu alegría… ¡Vuelve a conectar con la vida! Y en el momento en el que des estás cosas, como te he dicho antes, descubrirás como sorprendentemente la felicidad llegará a tu vida.
Parada para reflexionar: ¿Con cuántas personas te relacionas en tu día a día? Piénsalo por un momento. Al final no son tantas: tu pareja, tus hijos, tus compañeros de trabajo, tus vecinos… ¿Qué puedes hacer por ellos? ¿Qué les gusta? ¿Qué les hace estar alegres? ¿Qué les puedes dar?

2 Comentarios
David
Cuanta verdad en este artículo y qué dificil nos resulta casi siempre. No valoramos a las personas que tenemos hasta que nos faltan, una vez que no están nos damos cuenta de todo lo que hemos dejado de hacer con ellas. Cómo simples detalles, cómo tomar un cafe, charlar, pasar una mañana juntos para ellos puede ser importante y para nosotros en cambio metidos en la vorágine del día a día, no somos capaces de parar nuestro universo que nos envuelve y a veces incluso nos arroya y no nos deja fijarnos en esos pequeños detalles, en esas señales que muchas veces nos lanzan nuestras personas queridas y nosotros ignoramos, ingenuos por que no tenemos tiempo para ello y pensamos que ya habrá tiempo de esa charla, ese café, pensando que la vida es eterna, que ya habrá tiempo. Pues no, no lo hay, si damos importancia a nuestra falsa vida, la vida que esta sociedad consumista quiere que tengamos, un mejor trabajo, un mejor coche, una mejor casa, un mejor móvil, chorradas, son chorradas que no nos van a hacer felices. Ese café con la persona querida, esa charla, jugar con tus hijos cuando lo piden, ver sus caras de felicidad al dar tan poco, sólo tu tiempo, tu atención, tu complicidad, eso si te da la felicidad, la mirada de tus hijos felices por jugar con ellos, de tu pareja por hablar y compartir vuestro días, un café con tu padre, un abrazo, con tan poco se puede conseguir tanto. Sólo hay que arriegarse a parar, respirar y valorar lo que de verdad te hace feliz. Si lo pensamos detenidamente seguro que no es un mejor trabajo, nii un mejor coche, ni una casa más grande, ni el mejor móvil del mercado, es disfrutar de las personas que están contigo, que te quieren y te necesitan. La “verdadera felicidad” no se puede comprar, pero si te detienes a pensarlo, es muy fácil obtenerla, no tengas miedo y lanzate a conseguirla, está en nuestra mano.
Ivi Garcia
Palabras sabias querido David. Creo que no hay mejor manera de expresarlo que como tú lo has dicho. La felicidad no se compra, la felicidad está a nuestro alcance, día tras día, pero solo si paramos y nos damos cuenta de que en verdad no existe “el mañana”, existe el AHORA. La clave está en disfrutar de todo lo que se nos presenta porque nada es eterno. Te animo con este artículo a seguir disfrutando de la vida, de todo lo que te trae el momento presente y a plantearte hacer algo con ese talento que tienes y que tiene que ver con la escritura!