El victimismo

¿Tiendes a culpabilizar de lo que te ocurre a las personas que te rodean? ¿Tienes tendencia a quejarte en alto por las cosas que te ocurren pero no buscas soluciones? ¿Te lamentas constantemente de lo que te sucede y buscas la compasión de los demás para que vean cuanto sufres, para que vean al pobrecito de ti?
Yo diría que todo el mundo en algún momento ha tenido o tiene el personaje de victima puesto que el ego es, en sí mismo, victimista. Un ejemplo: Mandas un mensaje a tu pareja y no te contesta durante toda la tarde o incluso al día siguiente y ya piensas ¡Pues vaya! No me escribe, no le importo nada…
Ni siquiera has dado a tu pareja la oportunidad de preguntarle qué le ocurre para no responderte. Tú mente egocéntrica se adelanta y supone cosas sin fundamento y relativas a tu persona y al hecho de no ser visto/querido (no te quiere, no te valora, no te presta atención…) ¡Espera! ¡Para! ¡Respira! ¡Que no todo gira en torno tuya!
Tienes que saber que hay una tendencia de nuestro ego a sentirse dañado, atacado, rechazado, no querido, no aceptado, etc y en lugar de hacernos cargo de estos sentimientos tan dolorosos e incómodos, lo que solemos hacer es echar la culpa y proyectar nuestro malestar a todas aquellas personas y situaciones que están despertando nuestras heridas más profundas que proceden de nuestra infancia. Es decir, heridas que ya teníamos previamente.
La queja
Tenía un profesor que decía: “La queja es la hermana pequeña de la protesta”
¿Te has dado cuenta alguna vez qué solucionas cuando te quejas? Tal vez tienes un cierto malestar en el trabajo o con tu pareja y estás con esa persona de confianza y comienzas a quejarte de las cosas por las que estás pasando. “Mira lo que me ha dicho”, “Mira que mal me trata”, “Mira que feo su manera de actuar”, “¡Lo que tengo que aguantar!” Quizás despotricando logres aliviarte emocionalmente pero ¿De verdad crees que así se solucionan las cosas?

Lo mismo en la sala de espera del médico donde un grupo de ancianos se quejan en alto por la tardanza de la doctora que ya lleva un retraso de una hora. ¡Pues vaya! ¡Esto no debería ser así! ¡Ese paciente lleva veinte minutos ahí! ¡Cuánto retraso! y bla, bla, bla… ¿Se consigue algo con eso? ¡No! solo levantar más dolor de cabeza al resto de los que esperan. En mi caso, cuando voy a ver a la doctora, me llevo un libro y me da tiempo a leerme varios capítulos…
La queja surge como una manera de liberar la rabia o el malestar que estamos sintiendo en nuestro interior ante algo que nos frustra o nos disgusta. El problema de la queja es que puedes llegar a entrar en bucle y quejarte por todo.
Estas personas, aunque parezca mentira, también buscan ser felices pero se quedan atrapados en un bucle negativo y lleno de sufrimiento. No son capaces de superar su frustración, de aceptarlo y de pasar a la acción. Si no que se quedan bloqueados en la queja.
En la escuela no nos enseñan a responsabilizarnos de nuestras propias emociones y sentimientos, especialmente cuando estas son desagradables. Si algo te molesta, te está molestando solo a TI, algo se remueve dentro de ti, entonces hazte responsable de ello. No pretendas que los demás cambien para hacerte feliz a ti ¡cambia tú! ¡Haz algo tú!
¿Qué hacer ante la queja?
De la frustración hay que pasar a la ACEPTACIÓN y luego a la ACCIÓN.
¡No te quedes en la queja! Analiza aquello que te desagrada y pregúntate: ¿Lo puedo cambiar? ¿Si o no? Si la respuesta es SI, entonces céntrate en qué vas a hacer ¿Qué puedo hacer yo frente a esto?, si la respuesta es “NO” entonces ACEPTA esta situación y CONCENTRA TU ATENCIÓN en cosas que si te aporten.
Te pongo varios ejemplos:
Imagina que tienes una entrevista y vas en coche y te pilla un atasco. Mira lo que sucede:
Etapa de frustración: Lo primero que haces es sentir rabia y mucho malestar, seguramente te quejes en alto de la situación y hasta sueltes algún que otro taco.
Etapa de valoración: Luego pregúntate: ¿Qué puedo hacer yo frente a esto? ¿hay alguna acción que pueda llevar a cabo? NO. Un atasco no depende de mi, así que solo puedo esperar y tener paciencia.
Etapa de aceptación: Aquí acepto la situación tal cual es. ACEPTO LO QUE NO PUEDO CAMBIAR. Pues solo sufrimos cuando rechazamos el momento presente. “Esto va para largo. Voy a llegar media hora mas tarde a la entrevista”.
Etapa de conclusiones: Ante esa experiencia que estoy teniendo, estoy aprendiendo cosas por ejemplo: “la próxima vez salgo más temprano”. Y aprovecho y contacto con la persona que me va a realizar la entrevista para hacérselo saber.
Etapa de cambio de atención: Aquí en lugar de seguir en bucle maldiciendo la situación o culpabilizándonos por llegar tarde, acepto lo que me ha tocado y cambio el foco para quitarme el malestar. Puedo ponerme música y cantar, pensar en otras cosas, etc. El objetivo aquí es hacer cualquier cosa que aleje ese sentimiento interno de malestar.
Este mismo ejemplo y sus etapas se pueden aplicar al caso de tener un trabajo que no te agrade. O esa pareja que ya nada te aporta en la relación. ¿De verdad vas a seguir esperando a que las condiciones de tu trabajo, a que tu jefe o tu pareja cambien? ¿Qué puedes hacer tú?
El peligro de la queja
Ahora la queja puede ser altamente adictiva. ¿te has encontrado alguna vez con esa persona que tiene un alto victimismo y cada vez que te ve, siempre te cuenta todos sus malestares y problemas y de alguna manera te acaba dejando sin energía? Pues ciertamente eso es lo ocurre, a través de dar lástima y de buscar tu compasión, la otra persona se está alimentando de tu energía y te está dejando K.O
El peligro del personaje de victima es cuando ya se convierte en una necesidad de victimizar, ya se convierte en algo patológico. Estas personas aceptan y asumen el sufrimiento como algo “normal”, como algo que hay que soportar, así en su mente retorcida, buscan ser maltratadas y ser víctimas. Normalizan en su vida el ser desdichados y van por la vida dando pena de sus desgracias y de su mala suerte.
¿Qué beneficio hay detrás de comportarse como una víctima? El sentir que se les presta atención, que se les escucha, que de alguna manera se les quiere, se les cuida y se da consuelo dándoles ciertos consejos…
La pregunta que ayuda es ¿Qué parte de responsabilidad tengo en mi sufrimiento? Se sincero contigo mismo y haz lo que debas hacer para mejorar. No te instales en el lamento y la queja constante y en esa posición de sentirte una victima que merece compasión. Basta de inmovilizarse ¡Ponte en la acción!
Ejercicio: Dos días enteros sin quejarte de las cosas que no puedes cambiar (del atasco, de la actitud del jefe o compañero, el ruido del vecino, perder el bus, el cansancio que tengo…). Si aparece una queja, tienes que empezar de cero y lograr que sean dos días enteros libre de quejas.
2 Comentarios
David Ortega
Buenas, aceptó el ejercicio propuesto, pero ya desde mañana, que hoy ya me he quejado del atasco al venir a currar 🤪🤪
Ivi Garcia
🙂 Me parece muy bien David. Ya te puedo decir que es altamente efectivo y que te sientes mucho mejor contigo mismo. Ya me dirás cómo te sientes después ¡A por el reto!