¿Eres de las que te quedas o te vas?

Es muy curioso como hay personas que tienen la habilidad de darse cuenta de que están viviendo una relación de pareja tóxica y cuando detectan que no funciona, que no son felices, que esa relación no les aporta nada (solo quebraderos de cabeza), lo dejan sin más rodeos mientras que otras personas también lograr percibir que “algo” va mal en la relación, que están sufriendo… y se quedan.
¿Cómo puede ser? ¿Qué sucede? ¿De qué depende?
1) Tiene que ver con su forma de mirar, de observar, de interpretar la relación:
Aquellas personas que no se van se la pasan justificando al otro (“bueno, no pasa nasa, tiene un mal día”), exculpando (“estará nervioso”), quitándo hierro al asunto (“No es tan grave”) y al final lo que logran con este tipo de actitudes es autoengañarse a si mismas pensando que esa personita que tienen al lado algún día va a cambiar.
También suele ser común en este tipo de personas que a pesar de recibir un mal trato de sus parejas piensen cosas como: “Esto tiene que acabar bien después de todo el tiempo invertido” (más autoengaño). Estas personas lo que están haciendo es mendigar migajas de amor…
En cambio hay otras personas que analizan lo que están viviendo y se cuestionan ¿Por qué estoy sufriendo? ¿Qué está pasando? y se atreven a mirar de frente: “Me ha intentado manipular”, “Me ha humillado delante de sus amigos”, “No para de soltarme mentiras”, “Estoy recibiendo un mal trato por su parte”, “¡Yo no me merezco este trato!”, “Esto me está dañando”, “Esto no me gusta”, “Esto no es lo que yo quería”. Y una vez que lo ven claro, no dejan que pase más el tiempo y no permiten que el otro “le venda la moto” comprándole un regalo o dándole algún detalle para compensar.
Quizás estas personas se puedan plantear ¿Qué hago? ¿Me doy un tiempo? Pero saben dentro de sí mismas que si en todo el tiempo que llevan juntos, solo ha habido ese tipo de trato… más de lo mismo se van a encontrar cuando regresen asique lo mejor es marcharse. En este caso, la prioridad son ellas mismas (no sus parejas).
¿Con cuál te identificas? ¿Eres de las que justificas a tu pareja o de las que analiza y toma acción? Piénsalo por un momento
2) El autoestima
Es el amor que te das a ti mismo, cuando sabes que mereces recibir amor, tener éxito, que te pasen cosas buenas, que te traten bien. Es tomar consciencia de cuáles son tus limites y cuando alguien te hace algo, le dices: ¿Oye de qué vas? Yo no permito esto. Actúas así con más dignidad y no tienes pánico a la soledad.
En cambio las personas con baja autoestima permiten todo tipo de comportamientos por parte de su pareja: humillación, manipulación, insultos, mentiras, faltas de respeto, traición… porque en verdad piensan que no son dignas de ser amadas, que no se merecen. Este tipo de personas prefieren estar mal acompañadas que estar solas.
¿Cómo es tu autoestima? Parada para reflexionar
3) Resiliencia
Las personas que se van con más facilidad de sus parejas, tienen más capacidad para soportar los cambios en su vida. Cuando no ven que la relación funcione, tienen que enfrentarse a un cambio que en verdad a nadie le apetece enfrentarse pero ellas lo hacen. Se adaptan, buscan siempre sentirse bien consigo mismas aunque eso implique estar solas de nuevo.
Si te paras a pensar en tus experiencias pasadas con otras parejas ¿Qué hiciste? ¿Salir verdad? Aunque te costara tiempo recuperarte… Tenemos que dar valor a nuestra capacidad para salir de entornos que nos dañan y de encontrar nuestro propio equilibrio.
¿Cómo identificar que me encuentro en una relación tóxica?
Darnos cuenta de que no nos sentimos bien, que no estamos a gusto porque seguramente nos esté dañando: nos esté maltratando física o psicológicamente, nos mienta, nos humille, nos sea infiel. Se ríe de ti delante de tus amigos, te menosprecia, te manda callar, te dice que eres débil, no te permite expresar lo que sientes, no cuenta contigo… Lo mejor es preguntarse: ¿Cómo te sientes después de todo eso? ¿Cómo te sientes a su lado? ¿Te sientes bien?
Quizás no se trate de una pareja tóxica, sino que ya no vibras a su lado, no sientes ilusión alguna, no hay deseo sexual, no hay admiración, lo ves más como un amigo, no tenéis un proyecto común…
Reflexión: ¿Cómo estoy con él o ella? ¿Me genera confianza? ¿Me siento tranquila y en paz? ¿Siento que me admira o que quiere cambiarme?
¿Qué hacer entonces?
Cuando es tóxico ¡Debes irte! Nunca será un buen momento para irte porque no te apetecerá, no será fácil, “Es que va a ser su cumple”, “Es que va a ser el día del padre”… ¡Da igual! ¡Tienes que irte YA!. Tienes que enfrentarte a lo que hay y lo que verdaderamente quieres. Cuéntale a alguien por lo que estás pasando (un amigo o un psicólogo)…. Debes enfrentarte a esa conversación ya sea cara a cara o incluso mandándole una carta. ¡Responsabilízate! y da un paso adelante.
Posiblemente trate de convencerte para que no le dejes… Lo que no ha funcionado, no va a funcionar. No lo veas como <un fracaso de amor>, no te fustigues, al final la vida son experiencias que nos enseñan herramientas para la siguiente relación. Nos volvemos más conscientes, más sabias… Ahora sabemos lo que queremos de una relación, qué es lo que más valoramos, qué es lo que no queremos, lo que ya no vamos a permitir y si aparece de nuevo una pareja con ese perfil… ¡nos vamos muy lejos!