Autoestima y Motivación

¿Quiero a la gente o quiero que me quieran?

¿Quiero a las personas por ellas mismas o las quiero en la medida en que me quieren? ¿Las quiero a ellas o quiero su amor? – Planteaba Antonio Blay en su curso de psicología de la autorealización.

Potente pregunta, Antonio. La verdad es que vamos por la vida actuando automáticamente y no nos paramos mucho a pensar en esto. Pero si lo analizas por un momento, vas a descubrir como, sorpresivamente, tendemos a querer más el amor que nos dan las personas que a las propias personas.

¿Y esto cómo puede ser? Se ve claramente cuando esa persona de la que recibes amor y atención ya sea una pareja, un familiar o un amigo/a cercano, te falla de alguna manera. Pongamos el caso de que tu mejor amigo/a se echa pareja y ya no queda ni contacta tanto contigo por el móvil o tu pareja prioriza en su vida sus hobbies o sus amistades en lugar de a ti o llega ese día donde te dice que no quiere seguir más a tu lado…

¿Qué se produce dentro de ti? Decepción, enfado, protesta, odio… Dolor. Luego eso quiere decir que no querías a la persona, que lo que estabas queriendo era su afecto, su amor, tener cubierta tu necesidad compulsiva de seguridad afectiva. Y eso hace despertar un dolor muy característico ¿Lo has sentido alguna vez? Sale a la luz ¡la temida angustia de abandono! Yo lo describiría como una sensación muy desagradable de vacío interior.

Amamos a los demás de una manera muy infantil. No importa la edad que se tenga, aún no hemos aprendido a amar de verdad. Seguimos actuando en esa dinámica de cuando éramos bebes, de esperar que todo lo que necesitábamos viniera de afuera, de nuestra madre y nuestro padre que nos cuidaban.

Ahora ya no tenemos a mama y papa cerca pero sigo pensando que lo externo me llena y me trae lo que necesito y por eso sigo exigiendo a los demás que me quieran. Eso es un amor egoísta, un amor que está centrado en mi: “Yo quiero aquello que me hace sentir bien a mí”. No quiero a esa persona por él o ella misma, lo que quiero es lo que él o ella me da y punto. Por eso cuando esa persona te falla, te sientes desamparado, desesperanzado, roto.

El amor maduro y sano consiste en querer el bien del otro ¡no en querer que el otro me esté dando mi bien!

Querer que haya amor recíproco, es normal y natural. El dar y recibir para que la relación funcione es coherente y eso es compartir, el problema surge cuando exigimos que nos quieran.

Agradece, siempre que puedas, cada muestra de afecto, amor y atención que esa persona tiene para ti en todo momento. Pero de ninguna manera exijas que te ame, que te escuche (¡ahora mismo!), que te escriba y te responda a tu mensaje, que te de cariño (a todas horas)… Y si no lo hace, no te enfades y trates de manipularle (incluso con abandonarle tú) porque no se está cubriendo tu necesidad compulsiva de sentirte amado/a.

Esto puede llegar a ser enfermizo y llegar a querer controlar y poseer a la otra persona para tener siempre esa seguridad afectiva cubierta. ¡Cuidado con el amor posesivo!

Parada para reflexionar: ¿Quiero a mis amigos, hermanos, familia y pareja por como son ellos o solo estoy queriendo su amor y atención? ¿Si tu amigo no te responde a tu mensaje durante días o incluso un par de horas, te enfadas y se te despierta esa angustia, ese vacío? ¿O si has quedado con él o ella y finalmente no puede venir? ¿Te decepciona? ¿O si le haces un encargo y se le olvida? ¡Escúchate en esos enfados! ¡Ahí está pasando algo más!

Cuando sientas ese vacío respecto a un amigo/a, un hermano/a o tu pareja, ponte en alerta y hazte la pregunta ¿Le estoy queriendo como la persona que es o estoy queriendo más el amor y la atención que recibo de él? Pues este vacío o angustia es un signo de que estás perdiendo tu centro.

Hay una delgada línea que es muy fácil cruzar y dejarnos llevar por tratar de saciar nuestra seguridad afectiva. ¡No permitas que la relación se vaya al traste por causa de tu egoísmo!

Deja que los demás te den el amor que surge de ellos de manera genuina y natural y encárgate de amarte tú mismo MÁS.

Que tu amor propio no dependa de nadie jamás, recuerda, no les necesitas.

Y si vas a dar tu amor a alguien, no lo quieras ¡ámalo!

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies