Autoestima y Motivación

Necesidad imperiosa de amar y ser amado

¿Tal vez le preguntas mucho a tu pareja “¿Me quieres?” o, aunque no se lo llegues a preguntar, te lo cuestionas mucho en tu mente y llegas a dudar de la respuesta que te da, como si nunca fuera suficiente?

¿Le has llegado a decir algo así como: “Te amo con locura y solo vivo para ti” o “No te pienso abandonar nunca” como tratando de obtener la misma respuesta por su parte, como tratando de controlar que tu personita especial te quiera de la misma manera e intensidad con que tú lo haces? Oh, oh, tienes la necesidad excesiva de amar y ser amado.

Déjame que te cuente algo. En una ocasión, un psicólogo llevó acabo una serie de investigaciones en un orfanato al ser informado de que los neonatos morían con muy pocos meses de vida. Su investigación le llevó a descubrir algo sumamente revelador: los bebes estaban siendo alimentados pero éstos no recibían el afecto de sus cuidadores y precisamente por eso, morían.

Es decir, como es bien sabido, necesitamos del alimento y la bebida para nutrirnos y para sobrevivir pero, más allá de eso, hay algo que nos nutre todavía más y es el afecto que recibimos. Sin las caricias, los abrazos, los besos, las miradas, la ternura… de bebes podemos llegar a morir y de adultos… yo diría que no morimos pero si se muere nuestra alma.

Por otra parte, en la etapa de apego que se produce desde que nacemos hasta los siete años de edad, más o menos, el vínculo con nuestros padres es muy importante y en función de como haya sido, tendremos en las etapas posteriores un buen autoestima o escaso.

Y, relativo al artículo de hoy, tendremos mayor (o menor) necesidad de amar y ser amados, en función de si nos hemos sentido <vistos y queridos> por nuestros padres, esto es, si nos han escuchado, si nos han apoyado emocionalmente, si nos han calmado nuestros miedos, si nos han visto en nuestra esencia (no en lo que ellos esperaban que fuéramos)… Y si no ha sido así, entonces tendremos una carencia de amor y habrá una obsesión por cubrir dicha necesidad.

Obviamente no podemos negar que la necesidad de amar a alguien (y de ser amados) surge dentro de nosotros como algo “Natural” al igual que surge dentro de nosotros la necesidad de alimentarnos, de sentirnos seguros bajo un techo, del aire que respiramos, de tener sexo, etc. El problema surge cuando lo necesitamos en demasía, aquí suena una alarma.

Cuando una persona tiene una necesidad imperiosa de amar y ser amada, ama de manera inmadura pues lo hace de manera posesiva, controladora, exigente e incluso impertinente.

Como sabemos el amor es libre y espontáneo y no se puede exigir a la fuerza que a uno le quieran, eso surge de manera natural ¡No podemos forzar que la otra personita nos quiera!

Hay personas que dicen cosas como: “Es que tú eres el amor de mi vida”, “Es que yo te amo con locura y sólo vivo para ti” y con este argumento ya creen que el otro tiene la obligación ineludible de amarle con la misma intensidad. No, no, esto no funciona así.

Si necesitas a cada momento pruebas de amor de tu pareja para saber si te quiere y le preguntas constantemente ¿Me amas? Demuestra que hay un vacío de amor, una carencia, un deseo no satisfecho de ser amado (que mucho tiene que ver con la relación que tuviste con tus padres y, sobre todo, con tu madre). De ahí la insistencia en demandar amor y también en darlo a raudales con la confianza y la esperanza de ser correspondido.

Hay que entender que no todos amamos de la misma manera y, en este caso, se hace prioritario comprender que por mucho que te la pases demostrando amor y exigiendo amor por parte de tu pareja, tu chico (o tu chica) te ama pero va a muchas menos revoluciones que tú, lo hace de manera menos intensa pero eso no significa que te quiera menos, significa que lo hace de manera diferente.

¿Qué hacer para superar esta necesidad excesiva de amar y ser amado?

Reconocer que tienes una gran necesidad de ser amado y es hora de hacerte cargo de ello. Es imposible amar de forma madura si uno no se ama a sí mismo (si estás vacío de amor). El que está hambriento de amor jamás podrá ser saciado por un amor que provenga de fuera.

Amarte a ti mismo es importantísimo y nadie nos ha enseñado a cómo amarnos a nosotros mismos. Ya lo decía Jesucristo: “Ama a los demás como te amas a ti mismo”. Es decir, ámate tanto que solo derrames amor por los demás sin la necesidad de que ellos te amen y te lo demuestren a cada rato pues si lo necesitas, vas a caer inevitablemente en dependencias emocionales ¡y eso no es sano!

Saber estar solo es primordial. Aceptarse y valorarse. Considerarse importante y suficiente tal cual eres.

Disfrutar de la vida y ser feliz por ti mismo sintiendo que eres una persona completa que no necesita de nadie para seguir siendo feliz pero que decide estar acompañado y sentir que le quieren, que es muy diferente.

Llegar al punto de poder decir a nuestra personita especial: YO TE QUIERO PERO NO TE NECESITO porque antes de conocerte yo era feliz por mi misma y puedo seguir siéndolo aún cuando te vayas de mi vida. Se trata de no idealizar a la otra persona, de no poseerla, de no generar expectativas creyendo que estamos ante nuestra “alma gemela” o una conexión especial. Practica el desapego.

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies