Autoestima y Motivación

¿Te crees superior a los demás? ¿Tienes mucho ego?

No te juzgo ni te condeno si tu respuesta es afirmativa. Solo quiero alertarte de que para iniciar el camino hacia el autodescubrimiento, tu mayor obstáculo es tu propio EGO pues si te identificas con él demasiado, te va a impedir llegar a saber quién eres realmente.

¿Qué es el ego?

El ego es el “Yo”, es nuestra identidad personal. Es esa parte de nosotros que se siente <separada> y no integrada con el resto. Necesita sentirse importante, reconocido y superior a los demás, digamos que necesita sentirse “especial”. Hay una gran necesidad de demostrar, de sentirse aceptado. Necesita dominar y llevar la razón en todo momento y si alguien piensa lo contrario, el ego se siente amenazado y comienzan las discusiones. El ego necesita que todo suceda como “él” quiere, no como las cosas son en realidad. De este modo, el ego necesita que todo gire en torno suya. Es como un bebe que pide <ser el centro de atención>. Son esas personas que les empiezas a contar algo y de repente no paran de hablar de ellas mismas: “Y yo, y yo, y a mí…” y también esa clase de personas que hay que hacer siempre lo que ellas dicen. El ego es muy victimista pues cuando tiene problemas, culpabiliza a otras personas. Es esa persona que cuando se enfada, te echa la culpa y te señala como responsable de la emoción que está sintiendo cuando en verdad él o ella se lo ha generado a si mismo. No se responsabiliza ni de sus emociones ni de lo que siente y proyecta su insatisfacción en el otro. Pretende que las personas o las circunstancias cambien para él sentirse mejor ¡Cuando es justo lo contrario: ¡Cámbiate tú y cambiarán las circunstancias! Tampoco sabe reconocer sus errores. Le encanta juzgar y criticar a los demás, también le encantan los problemas y el dramatismo. Y lo peor de todo es que siente que “nada es suficiente” y siempre “quiere más” por lo que te aleja de la felicidad que yace dentro de ti en búsqueda constante de un placer momentáneo: compras, drogas, sexo, alcohol, etc sacando a la luz un sentimiento de vacío, infelicidad e insatisfacción.

Ya traté en este artículo que en “el Sistema” en el que vivimos sucede una cosa y es que desde que nacemos, han proyectado sobre nosotros unas expectativas que “debemos cumplir” si queremos sentirnos aceptados y queridos. Existe como un standard social y si te sales de ese standard, eres mal visto y puedes ser rechazado y a tu ego no le gusta sentirse rechazado ¡todo lo contrario! quiere ser reconocido y admirado y hará todo por lograrlo y demostrarlo. En lugar de ser la persona que somos (con nuestras virtudes y nuestros defectos), en la sociedad en la que vivimos solo mostramos nuestras virtudes, haciendo un constante esfuerzo por ocultar nuestros defectos. Somos la persona que “deberíamos ser” y no la persona que somos en realidad. Solo hace falta echar un vistazo rápido a redes sociales como Facebook o Instagram ¡Jamás vas a ver a alguien subiendo una foto en la que aparece llorando por depresión o un video de una madre o un padre gritándole a su hija por el mal comportamiento de ésta!

A esto se añade otro gran problema y es que nuestro sistema promueve la competitividad. Yo lo veo como una lucha constante por querer ser “el mejor” (eso le encanta a nuestro ego): El más inteligente, el más guapo, el más sexy, el más fuerte, el que va más a la moda, el que más seguidores tiene en las redes sociales… lo que nos lleva a una de las grandes enfermedades de nuestra sociedad: La comparación. Se nos ha comparado desde que éramos pequeños (con nuestros hermanos, vecinos y primos) y seguimos comparándonos con otros ya siendo adultos. La consecuencia es que dejamos de poner el foco en nosotros y lo ponemos en los demás y esto genera mucha inseguridad y desconfianza en nosotros mismos. Con este panorama solo caben dos reacciones: Sentirte superior al otro (si tu ego cree que está por encima del standard social) o sentirte de menos (si crees que no llegas a ese standard). Hay una alternativa más que recomiendo gratamente: Sentirte bien contigo mismo sin la necesidad de compararte con nadie ni de menospreciar a nadie. Me encantó esta frase del psicólogo Wayne Dyer que habla de que la verdadera competitividad es aquella que realizamos con nosotros mismos para llegar a ser una mejor versión de nosotros.

La auténtica nobleza no consiste en ser mejor que otros sino en ser mejores de lo que éramos

Ernest Hemingway

Ya mencioné en el artículo anterior que yo también he experimentado en mi vida el sentirme superior a los demás y todo porque me sentía válida y con gran autoestima al estar estudiando una carrera universitaria y estar en vías de poseer mi ansiado titulo. Llegaba a sostener la creencia de que: “Si tengo un titulo universitario, soy importante y reconocida en esta sociedad” y así me la pasaba increpando y menospreciando a las personas sin titulación. Aún recuerdo como les miraba de manera arrogante sin sentir empatía ni compasión alguna (dos valores fundamentales para no caer en un mente psicópata). No recuerdo lo que pensaba pero si lo que sentía cuando me encontraba cerca de personas sin estudios universitarios como mi hermana: Me sentía fuerte, orgullosa, inteligente, importante, superior… Ahora pregúntame ¿si me sentía bien conmigo misma cuando me encontraba sola, sin tener a personas a mi alrededor a quien menospreciar? ¡Me cazaste! Pues no me sentía bien, no era feliz (aunque aparentaba serlo, eso sí). Es más, pronto empezaron a aparecer los primeros síntomas de depresión ¡señal de una gran tristeza interna y de que algo iba mal! Tardé cinco años en soltar esa creencia de la que te he hablado. Un día en la clase de mi profesor Alejandro (al que no paro de mencionar porque fue para mi un filósofo, un maestro) mencionó unas palabras que me hicieron replantearme mis propias creencias:

No hay un hombre mejor que otro, sino el que hace más que otro

Alejandro, mi profesor de universidad

Moraleja de estas sabias palabras: Todos somos únicos y necesarios. No hay nadie que sea mejor que otro pues como seres humanos compartimos el hecho de que nacemos, crecemos con el objetivo común de ser felices y morimos y en ese trance, todos somos dignos de ser amados. Luego hay personas que hacen más cosas que otras, eso es todo. Quizás yo tenía una inteligencia analítica y numérica pero eso no me convertía en una persona mejor que otra. Mi hermana por ejemplo tiene muchas cualidades, una de ellas es su gran inteligencia emocional con dosis de paciencia y de mucho amor ¡tan importante y necesario en nuestro día a día! pero yo no se lo quería reconocer porque en ese momento de mi vida daba más importancia a lo material (al dinero, al poder, al reconocimiento) que a lo emocional. Mi ego estaba detrás de ello. Consideraba la humildad como un defecto, como una señal de inferioridad y falta de poder y luego resultó ser una virtud y ser la clave en este camino hacia el descubrimiento personal.

Se habla mucho de la gente que tiene fama, poder, prestigio, riqueza… pero quién habla de aquellos que viven sus vidas con humildad, en el anonimato, y sin hacer tanto “ruido”, están cambiando el mundo a mejor? Poseen tal fortaleza en sus corazones que sus vidas son un ejemplo a seguir. Mi hermana es una de estas personas. Ella me enseñó a que en una conversación, no es necesario llevar siempre la razón pues cada uno tiene su propia verdad. Tampoco es necesario ganar siempre en una discusión. Que no hay que sentirse más importante o mejor que los demás. Que no hay que ir por la vida demostrando aquello que tienes. Que cuando has herido a alguien con tus palabras, debes reconocerlo, tragarte tu orgullo y pedirle perdón. Y que cuando nos han herido, no hace falta esperar semanas a que la otra persona nos pida disculpas para volverle a hablar, puedes perdonarle y acercarte tu primero pues dar ese paso no es nada humillante.

Para finalizar este artículo, te dejo esta frase tan reveladora de la película de Hércules ¡Hasta los dibujos animados te enseñan lo más esencial de la vida: El camino del amor y no del ego!:

Un verdadero héroe no se mide por la magnitud de su fuerza, se mide por la fuerza de su corazón.

Frase de la película animada de <Hércules>

Te dejo el enlace de Youtube para que veas la secuencia exacta donde lo dice: https://www.youtube.com/watch?v=a5s4TeQXTDw

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