Tu vida es una manifestación de lo que piensas

Reconozco que la primera vez que escuché esta frase no me lo llegué a creer del todo: “¡Anda ya! De ser así entonces todo lo que ha acontecido en mi vida y lo que está aconteciendo (circunstancias desfavorables, personas desagradables que han aparecido en mi vida…) ¿Lo he atraído yo con mi mente? ¡Ni hablar! He tenido mala suerte y ya está.” – Pensaba muchos años atrás. Con el paso del tiempo y a través de adquirir más y más conocimiento, empecé a poner en duda mi incredulidad y a comprobar como efectivamente esta frase estaba más cerca de la verdad… Recuerda que con mis escritos pretendo darte a <conocer> mi filosofía de vida y en ningún momento tengo intención de <cambiar> tus creencias.
En una ocasión viendo un episodio del programa Redes que presentaba Eduard Punset y que hablaba de que cuando pensamos o imaginamos cosas, las neuronas se conectan entre ellas a través de una señal eléctrica y emiten energía… esto me hizo pensar que si <todo en la vida es energía> (hasta una montaña aparentemente estática de por vida también posee energía en constante movimiento) ¿Por qué no íbamos nosotros a emitir frecuencias a través de lo que pensamos? Es más, seguro que ya te has dado cuenta de que cuando te encuentras más cansado, lleno de preocupaciones, quejándote, hablando de cosas negativas, estás emitiendo una <baja frecuencia> y empiezas a sentirte mal. Y si le pasa a alguien cercano a ti… ¡quieres salir corriendo porque esta persona emite mala vibra! ¿o no?. En cambio cuando un fin de semana te vas a hacer una ruta por la montaña o incluso yendo al parque al lado de tu casa en un día soleado y te paras a sentir todo lo que te rodea (el agua de la fuente, el sonido de los pájaros, el aire que acaricia las hojas de los árboles…), justo en el momento en el que callas a tu “loro parlante” (cuando vacías tu mente o cuando piensas cosas que vibran en el emoción del amor), te encuentras bien, serena, calmada y emitiendo una energía de paz y de amor que se considera de <alta vibración>… Con estos dos ejemplos pretendo hacerte reflexionar sobre la importancia de cuidar de nuestros pensamientos y de lo que hablamos pues va a tener un efecto en nuestro cuerpo y al final en la calidad de nuestra vida.
Otra de las cosas que me hizo reflexionar al respecto fue el experimento que llevó a cabo el doctor japonés Masaru Emoto llamado “los mensajes del agua”. Este señor, al comienzo de su estudio, se dispuso a tomar muestras de agua de diferentes localizaciones y se dio cuenta como aquellas que provenían de la naturaleza o de lugares sagrados, como el santuario de Lourdes, cristalizaban en un copo de nieve con formas muy bellas. Lo sorprendente del experimento fue cuando se procedió a emitir diferentes afirmaciones (a través del pensamiento y a través de la palabra) a un mismo tipo de agua llegando a unas conclusiones reveladoras. Cuando proyectaban ira u odio hacia el agua formaba un copo de nieve bastante desagradable a la vista, en cambio, cuando daban las gracias o incluso cuando un monje budista bendecía el agua, es decir, cuando ponían su pensamiento y su intención en la frecuencia del amor, aquel cristal mostraba una belleza sin precedentes. Te dejo un pequeño video sacado del documental “¿Y tú qué sabes?” (el cual te recomiendo).
Me quedo con la frase final: Si los pensamientos pueden hacerle eso al agua, imagina lo que nuestros pensamientos pueden hacernos a nosotros mismos. Es decir, si nuestros pensamientos y nuestras palabras son capaces de alterar y modificar las moléculas del agua… ¿Tendrán la misma capacidad para transformar nuestra vida? Yo tengo clara la respuesta. Esta es una buena base de partida para explicarte el siguiente elemento:
La ley de la atracción
¿Has oído hablar alguna vez sobre la Ley de la atracción, aquello de que: lo semejante atrae lo semejante? Sobre esta idea habla muy bien el libro (y el documental) de “El Secreto” de Rhonda Byrne donde se plantea que todo lo que constituye tu vida: tu trabajo, tus amistades, tu pareja, tu nivel económico… lo has creado tú con tu mente a través de tus pensamientos. Ya lo decía Siddhartha Gautama (conocido como Buda) en el siglo V a.C:

Me ayuda pensar que <somos como imanes> porque, como te he comentado antes, está estudiado que cada pensamiento tiene una frecuencia diferente y cuando piensas en algo, emites esa señal al universo y, de esta manera, tus pensamientos ya sean negativos o positivos, se hacen realidad. ¿No te ha pasado de ir a la peluquería y decir: “No quiero que me dejen mal el pelo” y finalmente te acabas recogiendo el pelo y saliendo con las gafas de sol para que nadie te reconozca? O has pensado en algún momento: “No quiero llegar tarde al trabajo” y ¡Zas! Atasco en la carretera. O has estrenado una camiseta nueva y piensas: “No la quiero manchar” y ¡Ta chan! ya sea comiendo o con el dentífrico aparece la dichosa mancha y acaba ocurriendo lo que venías pensando. Si te paras a pensar, te pasas el día pensando en lo que NO quieres en lugar de en lo que quieres. Y lo curioso de la ley de la atracción es que no se para a ver si es bueno o malo para ti, solo responde automáticamente a tus pensamientos y lo manifiesta en tu vida. El secreto está en formular tu petición con una frase positiva para atraerlo. Utilizando los mismos ejemplos sería de la siguiente manera: “Me van a dejar bien el pelo”, “Voy a llegar puntual al trabajo”, “Voy a conservar limpia y nueva mi camiseta durante todo el día”… Y desde que descubrí esto, lo he intentado poner en práctica muy a menudo con resultados muy favorables.
Tenía un profesor en la universidad que decía lo siguiente:
Todo aquello en lo que nos concentramos, tiende a aumentar. Cuando uno se centra en lo negativo, lo tiende a aumentar.
Alejandro, mi profesor
Viene en relación con lo que estamos hablando. Esos momentos donde te dices a ti mismo: “No voy a la moda”, “No soy inteligente”, “No soy afortunado en el amor”, “Solo recibo deudas” y como por arte de magia, sucede exactamente eso. O qué me dices cuando piensas cosas como: “Tengo la nariz muy grande”, al final parece que todo el mundo te mira justo la nariz y acabas confirmando tus creencias como una profecía autocumplida. Nada de profecías, te estabas enfocando en lo negativo. La ley de la atracción te va a traer más situaciones como esas pues <lo semejante llama a lo semejante>. Fíjate que esto tiene mucho que ver con la construcción de nuestro autoestima. Pregúntate entonces:
¿Dónde estoy poniendo el foco (la atención) en mi vida?
Se trata de darnos cuenta de la manera en qué estamos pensando y de cómo estamos hablando y comenzar a emitir pensamientos positivos. De nuevo aparece aquí el tema de la observación de la mente (que ya mencioné en el artículo <gobierna tu mente o tu mente te gobernará>) como requisito imprescindible para atraer a nuestra vida aquello que deseamos.
Dicen que al día pasan por nuestra mente unos 60.000 pensamientos. Resulta agotador tratar de controlar cada uno de ellos. La manera más sencilla es prestar atención a cómo nos sentimos. Unos sentimientos te hacen sentir bien y los otros, te hacen sentir mal. Mira la siguiente tabla:
Sentimientos positivos | Sentimientos negativos |
Alegría, entusiasmo, pasión, felicidad, esperanza, amor, gratitud, paz… | Temor, resentimiento, ira, culpa, odio, venganza, enfado, envidia, preocupación, depresión… |
Es imposible tener buenos pensamientos y sentirte mal porque recuerda que tus pensamientos provocan tus sentimientos. Si te sientes mal es porque tienes pensamientos que te hacen sentirte mal. El problema de esto es que si mantienes esta sensación de sentirte mal en el tiempo, sin hacer ningún esfuerzo por cambiar tus pensamientos para sentirte mejor, le estarás indicando al universo: “Mándame más circunstancias a mi vida que me hagan sentirme mal” y eso no lo queremos ¿verdad?
La felicidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos
Marco Aurelio
¿Qué hacer cuando te das cuenta de que te sientes mal? ¡Tratar de cambiar de frecuencia! ¿Cómo? Cambiando los pensamientos sería lo más adecuado pero si todavía nos falta entrenamiento en esta área ¡No te preocupes! tengo recursos para mostrarte: Ponerte música que te guste (que sea cañera y que te haga sentir bien), hacer deporte (salir a correr, bailar zumba…) cualquier ejercicio que te haga salir de tu mente y generar endorfinas que harán que te sientas mejor, ponerte películas de risa (el humor puede ser tu mejor aliado en momentos de depresión, te lo digo por experiencia), quedar con amistades que vibren en una frecuencia positiva llena de amor y libre de juicios, meditar…
Como conclusión de este artículo resaltaría la importancia de hacernos responsables de nuestros propios pensamientos (en concreto de nuestros juicios) y de nuestra forma de hablar pues eso va a incidir en cómo nos sentimos y en cómo vivimos nuestra vida. Es verdad que la mente es muy parlante, le gusta juzgar y parece que lleva una vida autónoma. Se trata entonces de empezar a reeducarla a nuestro favor. En próximos artículos te mostraré cómo. Para finalizar te dejo esta frase:
Todo es energía y eso es todo lo que hay. Iguala tu frecuencia a la de la realidad que quieres y no podrás evitar tener esa realidad. No puede ser de otra manera. Eso no es filosofía, es física.
Albert Einstein
Moraleja: Si quieres cambiar tu vida, cambia de pensamientos. Próximamente escribiré un artículo que te hará comprender aún más este concepto de ser creadores de nuestra vida y nuestras circunstancias.
Espero que te haya gustado ¡Déjame un comentario!
2 Comentarios
Mathilda
¡Que articulo más interesante! ¡Espero el próximo con mucha ilusion!
Ivi Garcia
Gracias Mathilda! Pronto subiré nuevos artículos, cada uno de ellos especial e interesante